Un indigente nos mira
Un indigente nos mira

Las sociedades tienen realidades a las que prefieren no mirar de frente. Esa puede ser la razón por la cual los marginados terminan relegados a los extramuros y lejos de los centros de decisión.
Por: Yolanda Ruiz- directora servicio informativo RCN Radio
No los queremos ver, como si al no hacerlo dejaran de existir. Por eso es un reto cuando los indigentes se instalan a pocas cuadras del poder y la opulencia. Su sola existencia nos recuerda que algo no funciona.
Siempre es más fácil solidarizarse con los que se mueren de hambre o por la guerra si están a kilómetros de distancia.
Se escribe un mensaje en las redes sociales, se dona algo a las fundaciones que los atienden, se comenta el drama con indignación porque “nadie hace nada” y ya. Pero el indigente está en el semáforo, se para frente a la casa o el supermercado.
Cuando un indigente nos mira nos sacude porque nos pone en la cara lo peor de nuestro sistema: la exclusión, la agresividad, la adicción, la miseria, el no-futuro. Una tendencia inmediata es seguir de largo, ignorarlo. Y la sociedad hace lo propio cuando busca recluirlos, ocultarlos, desplazarlos. Lejos de solucionar el problema esas actitudes individuales o colectivas lo complican.
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